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Los 4 KPIs que realmente gobiernan una planta
En muchas plantas pasa lo mismo: hay pantallas, reportes y tableros por todas partes, pero en la reunión diaria nadie tiene claro qué está realmente bajo control y qué no. Sobran números, faltan pocos indicadores que ordenen la conversación.
Antes de hablar de inteligencia artificial o analítica avanzada, la pregunta correcta es otra:
¿Cuáles son los pocos KPIs que deberían gobernar la gestión diaria de una planta de producción?
Una respuesta posible, desde la operación real, es esta:
OEE como proxy de efectividad productiva.
Disciplina operacional, con foco tanto en operación como en Seguridad y Salud en el Trabajo (SST).
Resolución de CAPAs en plazo, también con una mirada específica para SST.
Adherencia al plan de producción, cercana al OTIF.
Más que una lista, es un sistema. Si estos cuatro indicadores se definen bien, se miden con rigor y se revisan con disciplina, la planta deja de ser “reactiva” y empieza a gestionar con intención.
1. OEE: Necesario, pero no Suficiente
El OEE (Overall Equipment Effectiveness) sigue siendo un buen punto de partida para entender qué tan bien se aprovecha un recurso productivo:
Disponibilidad: cuánto tiempo estuvo realmente disponible frente al tiempo planificado.
Desempeño: a qué velocidad efectiva operó frente a la velocidad teórica.
Calidad: qué porcentaje de unidades fue realmente buena a la primera.
El valor de OEE no está en el número en sí, sino en lo que obliga a hacer:
Separar pérdidas (paradas, microparadas, velocidad, reprocesos).
Identificar dónde se va el tiempo.
Priorizar en qué atacar primero.
Errores típicos:
Medir OEE por obligación, no para decidir. Se calcula, pero no se usa para priorizar mejoras.
Usar fuentes de datos manuales y poco confiables. El dato llega tarde o llega mal.
Comparar OEE entre plantas con criterios distintos de cálculo.
En un contexto digital, el OEE debiera nutrirse, cada vez más, de datos automáticos de máquina (IoT, PLC, SCADA) combinados con pocos registros manuales disciplinados. El objetivo no es tener un “OEE en tiempo real” solo por tenerlo, sino habilitar decisiones diarias:
¿Qué línea atacar hoy?
¿Cuál es la principal pérdida estructural del mes?
¿Dónde tiene sentido invertir en automatización o mantenimiento?
2. Disciplina Operacional: Cuando el Estándar se Cumple… o no
La disciplina operacional responde a una pregunta sencilla:
¿Lo que dijimos que íbamos a hacer, se hace como está definido, todos los días?
Aquí hay dos miradas que conviene distinguir.
2.1 Disciplina operacional general
Incluye el cumplimiento consistente de:
Instrucciones de trabajo y estándares de operación.
Checklists de arranque, cierre, cambio de formato, limpieza.
Rutinas de mantenimiento autónomo.
5S, controles de calidad en línea, registros clave.
Indicador típico: % de rutinas ejecutadas sin omisiones vs. planificadas.
Lo importante no es solo el “100 % cumplido”, sino la conversación sobre las excepciones:
¿Por qué no se cumplió?
¿El estándar es realista?
¿El sistema lo facilita o lo vuelve imposible?
Digitalmente, esto se traduce en:
Formularios simples en dispositivos móviles.
Workflows que asignan responsables y tiempos.
Evidencias (fotos, lecturas de sensores, firmas) que reducen el “cumplido de papel”.
2.2 Disciplina operacional en Seguridad y Salud en el Trabajo (SST)
En SST, la disciplina operacional deja de ser solo eficiencia: es protección de personas.
Aquí hablamos de:
Inspecciones de seguridad realizadas en tiempo y forma.
Permisos de trabajo (altura, espacios confinados, caliente) correctamente gestionados.
Observaciones de actos y condiciones inseguras registradas y tratadas.
Entrenamientos y reentrenamientos ejecutados según plan.
Indicador típico: % de inspecciones de seguridad cumplidas vs. plan.
Sin datos confiables sobre disciplina en SST, cualquier tasa de accidentes o incidentes es solo un indicador atrasado. La planta se entera tarde de que la disciplina ya venía erosionada desde hace semanas.
3. CAPAs en plazo: cerrar el ciclo, no solo registrar el problema
CAPA (Corrective and Preventive Action) es el mecanismo formal que muchas plantas usan para responder a desviaciones de auditoría, incidentes de calidad, reclamos de cliente, incidentes de seguridad, etc.
La pregunta aquí es doble:
¿Las acciones definidas son las correctas?
¿Se implementan dentro del plazo comprometido?
3.1 CAPAs generales (calidad, procesos, auditorías)
Indicadores clave: % de CAPAs vencidas.
No se trata de “correr” para cerrar acciones al final del mes. La gestión madura de CAPAs:
Limita el número de CAPAs abiertas por responsable.
Se enfoca en pocas causas raíz relevantes.
Da visibilidad al atraso antes de que venza el plazo.
Digitalmente:
Un sistema de CAPAs integrado con calidad, mantenimiento y auditorías.
Trazabilidad desde el evento origen hasta la verificación de eficacia.
Alertas tempranas para CAPAs críticas próximas al vencimiento.
3.2 CAPAs específicas de SST
En Seguridad y Salud en el Trabajo, las CAPAs nacen de:
Investigaciones de accidentes e incidentes.
Hallazgos de inspecciones de seguridad.
Observaciones de comportamientos inseguros.
Aquí el indicador no es solo “% de CAPAs vencidas”, sino: % de CAPAs de riesgo alto vencidas.
Una planta que tolera CAPAs críticas de seguridad vencidas está aceptando, en la práctica, un nivel de riesgo mayor al declarado en su política. La digitalización ayuda a visibilizar esto en tiempo real: qué acciones críticas están sin cerrar, quién es responsable, qué barreras siguen ausentes en campo.
4. Adherencia al plan de producción: el espejo del cliente
Adherencia al plan de producción es la cara interna de lo que muchos clientes miden como OTIF (On Time In Full).
La idea es simple: ¿Lo que la planta se comprometió a producir para hoy, se cumplió en tiempo y cantidad?
Indicador típico: % de cumplimiento de las ordenes de producción dentro de la ventana de tiempo planificada, esta ventana debe ser estrecha (1 a 3 días).
Si el OEE mide qué tan bien usamos los recursos, la adherencia al plan mide qué tan bien cumplimos nuestra promesa de servicio. Dos plantas con el mismo OEE pueden tener realidades muy distintas en nivel de servicio si una gestiona mejor sus cuellos de botella, secuencias y tiempos de cambio.
Digitalmente, esto implica:
Integrar el plan maestro con la realidad de piso.
Actualizar el cumplimiento de plan casi en tiempo real.
Visualizar de forma simple qué orden, línea o producto está en riesgo de no cumplir.
La adherencia al plan conecta la conversación de planta con la conversación de negocio. Es donde se vuelven visibles las consecuencias de los desvíos en OEE, disciplina y CAPAs no cerradas.
De indicadores sueltos a un sistema de gestión
Mirados por separado, estos KPIs son solo cuatro gráficos más. Mirados como sistema, permiten ordenar la gestión diaria y la agenda de transformación digital:
OEE ayuda a priorizar dónde recuperar capacidad.
Disciplina operacional asegura que lo que definimos como estándar realmente se hace, en operación y en seguridad.
CAPAs en plazo garantizan que los problemas no se repitan indefinidamente.
Adherencia al plan conecta todo lo anterior con el servicio al cliente.
La digitalización aporta cuando:
Reduce el esfuerzo de captura de datos.
Mejora la calidad de la información (menos errores, más contexto).
Acelera la visibilidad de desvíos.
Estructura los flujos de trabajo (workflows, alertas, trazabilidad).
🎯 Reflexión Final
“Con estos cuatro KPIs —OEE, disciplina operacional, CAPAs en plazo y adherencia al plan, ¿podríamos gobernar la operación de la planta día a día?”
Si la respuesta es no, probablemente no falten dashboards, sino claridad en las definiciones, en las fuentes de datos y en los responsables de cada indicador. Si la respuesta es sí, el siguiente paso es igual de exigente: conectar estos datos en tiempo real, integrarlos en la rutina diaria de gestión y usarlos, de verdad, para decidir.
No se trata de dashboards. Se trata de decisiones.
Nos leemos en una semana.
Hernán David.

